El gobierno de Sánchez y los problemas del aparato político de la burguesía española

Sánchez celebra con sus colaboradores el resultado de la votación y aplaude a los escaños de Podemos que corean «Sí se puede».
Pero cuando despertó el dinosaurio todavía estaba allí. El independentismo catalán no había desaparecido mágicamente sino que sigue atrincherado para una larga guerra de desgaste esperando que la crisis económica que repunta y un príncipe azul imperialista le den una nueva oportunidad bajo el Sol de la guerra comercial. Las fuerzas centrífugas de la pequeña burguesía regional muestran los dientes al punto de empujar a la dirección central de Podemos a la sumisión a Sánchez: necesita tener algo que ofrecer para no acabar perdiendo el control de sus propias tropas desde Barcelona a Andalucía. Es más, si el orillamiento de «Ciudadanos» ha sido posible es porque la reinvención del nacionalismo español había tocado techo y «C’s» por si mismo no podía ofrecer una solución a la renovación del aparato político de la burguesía española, comenzando por la reforma de la ley electoral que hace, al propio Sánchez hoy por hoy, tan frágil en el Parlamento ante los diputados de las minorías nacionalistas.
Sánchez salvavidas para el PP
En ese marco, como Sánchez dejó claro desde su investidura, su jugada daba a un PP en descomposición, una oportunidad in extremis para «refrescarse» y mantenerse como el pilar conservador y nacionalista del aparato político español. La rápida retirada de Rajoy y el estreno de un sistema de elección de líder directamente por los afiliados, le daban la oportunidad de, al menos, intentarlo antes de las vacaciones. Mientras se esperaba una elección de líder restringida a los pesos pesados de la estructura gubernamental y partidaria (Alberto Núñez Feijóo, Soraya Sáenz de Santamaría, María Dolores de Cospedal), Casado irrumpía como un rayo en una noche despejada. Detrás suya el ex-presidente Aznar, al que su trayectoria le facilita muchos hilos que mover en la burguesía de estado española, también dentro del propio PP. Aznar veía la jugada global de un modo diferente, en el horizonte de una refundación de la derecha por la fusión de PP y C’s.El «nuevo» PP intenta liderar la renovación del aparato político

Aznar y Albert Rivera, en quien ve la base para una «refundación» de la derecha española en fusión con el PP.

Papel decisivo del independentismo vasco y catalán en la moción de censura. El «empate» sin solución entre independentistas y burguesía española ha descompuesto el aparato político español, el independentismo, a C’s como su renovación y elevado a Sánchez a la presidencia.
Los trabajadores en todo esto

La pauperización de los trabajadores en el capitalismo integra desempleo, reducción de los salarios reales y exclusión social.
Pero no podemos olvidar que todos estos movimientos no son para la burguesía sino el prólogo, la acumulación de fuerzas que debe hacer para poder enfrentar la recesión inminente y el incremento de las tensiones imperialistas en todo el mundo de la única manera que sabe: una nueva oleada de ataques directos a las condiciones de vida y de trabajo de las grandes mayorías trabajadoras. Esa ofensiva, comenzará seguramente una nueva reforma laboral para preparar el camino, como acaba de hacer Portugal, pero se centrará más temprano que tarde, como en todos lados, en las pensiones, los salarios y la normalización de la precarización. Es decir, en los vectores de una pauperización que no conoce tregua desde hace una década y que apunta a recrudecer.